
Distribución de la riqueza y consumo. Bolsas y margin calls
El sentimiento del consumidor sigue débil y empeorando, sus expectativas minadas por distintos factores como la inestabilidad del mercado laboral, estancamiento de los salarios reales o incremento de los precios y coste de la vida en general. Las familias menos pudientes son las más castigadas aunque las de clase media también están sufriendo cada vez más, mientras que las clases altas siguen beneficiándose tanto de las alzas de los activos (donde tienen invertida buena parte de su riqueza) como del incremento de salarios. La desigualdad sigue creciendo y es un verdadero problema para la salud del consumo y evolución económica general, además de suponer un peligro para la paz/conflictividad social. Las clases altas aportan ya cerca del 50% al total del consumo (por retraimiento del resto su peso es cada vez mayor) pero su predisposición a gastar se está enfriando y cualquier revés en la marcha de los mercados afectará de manera adicional. Los datos más recientes del Census Bureau sobre los ingresos anuales de las familias reflejan una creciente brecha entre los ingresos calculados según su media (promedio del total) y mediana (del medio) a lo largo de todo el período de los registros desde 1967 y hasta el








