La preocupación de las autoridades por la pérdida de confianza es una constante, muy especialmente en países donde la gestión defrauda sistemáticamente y empobrece a sus ciudadanos.
Las naciones con problemas económicos estructurales, desequilibrios crónicos no adecuadamente gestionados, después de haber rebasado todos los umbrales de riesgo tienden a convertirse en principales enemigos de sus ciudadanos. El afán de las autoridades por apoderarse de la riqueza privada para cubrir los déficit públicos es una triste realidad.
Los ciudadanos se defienden con las herramientas disponibles dentro de la legalidad, generalmente, una de ellas pasa por sacar el dinero del país.
Esta realidad patente hoy en numerosos países, uno de ellos es USA, cuyo sistema está perdiendo liquidez de manera lenta pero segura como consecuencia de una constante salida de flujos de capital del país que va «in crescendo».
Así, las autoridades es defensa de los «intereses generales» optan por controlar la libertad de movimientos de capital, es decir, imponen dificultades legales para aquellos que tratan de efectuar transferencias de dólares al extranjero, al más puro estilo de países comparables como Argentina.